21 jun 2011

20 jun 2011

"La Elegancia del Erizo", Muriel Barbery



Que mejor que dos protagonistas fantásticas, tan distintas pero idénticas. 
La diferencia de edad podría ser como de madre e hija, o quizás de abuela y nieta, pero no, Renné de cincuenta y cuatro años, portera de uno de los edificios mas elegantes de Paris, y Paloma, la niña rica y brillante del mismo edificio, son como hermanas que por pura mala suerte, destino, o lo que sea, nacen en circunstancias completamente distintas, ¡pero por suerte en el mismo edificio! Así que las dos, por suerte o destino, se conocen y se acompañan. Para el lector esto es lo mejor que podría pasar.

La novela tiene mucho humor, muchas referencias a otras obras –literarias, cinematográficas, culinarias–, mucha emoción. Es una historia preciosa que te deja con ganas de hacer algo por estos personajes tan entrañables.

16 jun 2011

"El legado de Mandela", Richard Stengel

Lo leí junto con el anterior cuando se me acabaron los libros que había elegido para el verano pasado y sólo quedaban los que los demás miembros de mi familia tenían. Fue genial, porque ambos fueron grandes aportes: descubrir a Fawcett y aprender sobre Nelson.

El autor es Richard Stengel, editor de la revista Times, que escribió la biografía de Mandela y había compartido muchas horas con él conociéndolo.

Mandela es un hombre tan fuerte, tan poderoso, tan consciente y controlado, y controlador y manipulador, transformó una situación en otra completamente opuesta para hacerle un tremendo regalo a su país.
Todos sabemos más o menos la historia, pero con los detalles, las mañas, los gestos, las pausas, Nelson se convierte en un personaje conocido, familiar y muy humano.

Lo suyo era convencer y tenía una estrategia que incluía desde su imagen –lo pretencioso que era, lo preocupado por verse bien–, hasta aprenderse los nombres de los jugadores de rubgy ingleses para tener tema de conversación con sus carceleros en Robben Island.
Todo lo que hacía era reflexionado, y el mismo reconoce que tuvo que cambiar de opinión durante su vida para llegar a su fin último. Por eso es tan inteligente, fue capaz de darse cuenta de que su plan del principio quizás no era el mejor y lo cambió, él cambió.

Yo no termino de entender cómo fue capaz de perdonar a todos –haber perdido a su esposa, pasar en prisión 27 años–, para hacer un país democrático con todos. Probablemente la clave está en la frase zulú, que para esta tribu es una filosofía de vida: umuntu, nigumuntu, nagamuntu", que se refiere a la persona abierta, que está disponible y apoya  a los demás, que no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad.
Quiere decir que el “yo” está siempre subordinado a “nosotros” y que mientras todos seamos juntos estaremos mejor. Por eso dije más arriba que Mandela es muy humano, porque es consciente de esta idea y pareciera aplicarla siempre. 
Es una historia emocionante.  

* A propósito aprovecho de recomendar el libro “El factor humano” de John Carlin , y la película “Invictus”, con Matt Damon y Morgan Freeman, que explica porqué el Rugby fue tan importante para Sudáfrica, otra historia emocionante.

15 jun 2011

"La Ciudad Perdida de Z", de David Grann


No he podido hacer mis portadas alternativas a los libros que leo y tengo que ponerme al día!
Me faltaron varios del verano, uno de ellos es “La ciudad perdida de Z”, de David Grann.

No es el libro mejor escrito pero eso no importa, creo que la fórmula es leerlo como que fuera un reportaje largo y muy bien documentado.
Grann, que por cierto es periodista, narra la fantástica historia de Percy Fawcett, un explorador británico de principios de siglo XX, cuando todavía quedaban muchos territorios inexplorados por el hombre. Este inglés, militar y cartógrafo, hizo algunos de los primeros mapas de lo profundo de América y el Amazonas.
Su vida fue fascinante, él era un amante de la aventura y de la soledad, un loco, que la mayor parte de su vida estuvo perdido entre bichos y especies de lo más raras y peligrosas, lejos de su familia, convencido de que llegaría a El Dorado, o como él lo llamaba, la ciudad perdida de Z.
Cuando su hijo mayor tuvo edad suficiente, acompañó a su padre a la última expedición de sus vidas. De ninguno se supo nada más.

Grann construye toda su historia, recurriendo a la nieta del explorador, también al Royal Geographical Society –institución conformada por caballeros ingleses muy elegantes que se dedicaban a explorar otros continentes a la que Fawcett pertenecía–, y recuperando partes de la historia en cartas, libros, mapas, rutas y apuntes.

El autor, en la actualidad, recorre los mismos caminos provisto de la última generación de equipos Doite y otros, y se da cuenta de que las mismas rutas peligrosas ahora tienen vías pavimentadas, que los pueblos nativos se han tenido que trasladar a otras zonas y que la fauna venenosa y mortal ya no existe, porque gran parte de la selva amazónica está siendo devastada.